El tocado de plumas

Introducción

El famoso tocado de plumas de quetzal que se conserva en el Weltmuseum Wien es el último de su clase. Por lo que posee una importancia especial como patrimonio cultural de la humanidad. Sigue sin estar claro cómo y cuándo salió de México. Sin embago, aquí puedes encontrar respuestas a algunas de tus preguntas sobre esta pieza y su historia.

 

Procedencia e historia

Procedencia e historia

A principios del siglo XVI, se utilizaban muchos tocados de este tipo en Mesoamérica, especialmente en la costa del Caribe y en el sur, los cuales se asociaban a gobernantes, dioses, sacerdotes y guerreros. Tras la conquista del imperio azteca entre 1519 y 1521, los españoles enviaron numerosos objetos a Europa. Aunque se han conservado listas de muchos de estos objetos, el tocado de plumas no ha podido ser identificado entre ellos. Por lo tanto, no se puede confirmar que el tocado haya en realidad pertenecido a Moctezuma.

El tocado se menciona por primera vez por escrito en un inventario de 1596 de las colecciones del castillo de Ambras, en Innsbruck. Allí se describe engañosamente como un "sombrero morisco con plumas largas, hermosas, brillantes, verdes y doradas...".  Aunque el tocado fue adquirido por el archiduque Fernando II del Tirol, no hay constancia de cómo lo obtuvo ni de cuándo llegó el tocado de plumas a Ambras. A principios del siglo XIX, el tocado se llevó a Viena para exponerse en el Palacio del Bajo Belvedere. Hacia 1880 pasó a formar parte de las colecciones del recién fundado Museo de Historia Natural y apartir de 1929 se trasladó al entonces museo etnológico en el Neue Burg, – actualmente el Weltmuseum Wien.

 

Aunque en su momento existieron muchos tocados de plumas de este tipo en Mesoamérica, el único que ha sobrevivido hasta nuestros días es el de Viena.

Estado de conservación

Estado de conservación

En la actualidad, la magnífica apariencia del tocado es engañosa. Mirándolo por la parte de atrás, queda claro su precario estado de conservación. Su fragilidad se debe no sólo al envejecimiento y a las plagas de insectos que sufrió en el pasado, sino a las características de sus materiales y su forma de fabricación.

Los materiales con los que se elaboró originalmente tienen más de 500 años de antigüedad. Algunos de ellos son particularmente frágiles por naturaleza. Tres delicadas redes estabilizadas por finas varillas de madera componen la estructura del tocado. Las largas y frágiles plumas de quetzal verdes estaban cosidas a las redes en varios puntos de su longitud. Cada pluma también está unida a sus vecinas, por lo que su movimiento afecta a las demás a su alrededor. Con el tiempo, muchas de las plumas se han roto y han perdido sus ramas y bárbulas.

Desde su creación, el tocado se ha modificado varias veces. Los primeros trabajos de conservación documentados se realizaron en 1878. Entonces se   añadieron plumas nuevas y elementos dorados, asimismo se montó en la posición plana que ahora conocemos. En 1992 se volvió a restaurar para mejorar su aspecto. De 2010 a 2012, un proyecto binacional entre México y Austria se propuso estudiar a fondo la construcción del tocado y su historia, esto con la intención de poder mostrar la pieza en México. El proyecto nació con la esperanza de encontrar maneras viables para hacer realidad este deseo. Durante el proyecto se encontraron daños significativos en el tocado. Se detectaron al menos 170 roturas en las 374 plumas largas de quetzal. Las redes estaban desgarradas en muchos lugares, y algunos de los adornos metálicos habían dañado las plumas y las redes circundantes. Cuando se extrajo el tocado de su montura con las técnicas más modernas, se descubrieron casi 2.000 fragmentos de plumas que se habían roto anteriormente. Los expertos del proyecto, tanto mexicanos como austriacos, coincidieron en que el tocado de plumas era un artefacto extremadamente frágil.

El transporte

El transporte

Al transportar las obras de arte, éstas están expuestas a diversos tipos de estrés (por ejemplo, vibraciones, golpes, fluctuaciones de temperatura y humedad). A menudo es posible asegurar los objetos contra los riesgos del transporte. Esto depende no sólo de la tecnología disponible, sino de las características propias de los objetos. En el caso del tocado, es prácticamente imposible protegerlo para el transporte debido a su construcción y materiales.

Más información

Further Reading

Gerard van Bussel, Der altmexikanische Federkopfschmuck. Aspekte seiner Rezeptionsgeschichte, in: Sabine Haag et al. (Hgg.), Der altmexikanische Federkopfschmuck. Altenstadt, 2012: 115–134.

Gerard van Bussel, Quetzal Feather Headdress. Wien, 2017.

Christian Feest, Der altmexikanische Federkopfschmuck in Europa, in: Sabine Haag et al. (Hgg.), Der altmexikanische Federkopfschmuck. Altenstadt, 2012: 5–28.

Melanie Korn, Die Farbgebung von Vogelfedern, in: Sabine Haag et al. (Hgg.), Der altmexikanische Federkopfschmuc., Altenstadt, 2012: 95–99.

Mariá Olvido Moreno Guzmán – Melanie Korn, Konstruktion und Techniken, in: Sabine Haag et al. (Hgg.), Der altmexikanische Federkopfschmuck. Altenstadt, 2012: 61–82.

Karl A. Nowotny, Mexikanische Kostbarkeiten aus Kunstkammern der Renaissance im Museum für Völkerkunde Wien und in der Nationalbibliothek Wien. Wien, 1960.

Reneé Riedler et al., A Review of Color Producing Mechanisms in Feathers and their Influence on Preventive Conservation Strategies, in: Journal of the American Institute for Conservation 53/1. 2014: 44–65.

Lilia Rivero Weber, Die Konservierung des altmexikanischen Federkopfschmucks. Zwei Jahre Arbeit der Binationalen Kommission, in: Sabine Haag et al. (Hgg.), Der altmexikanische Federkopfschmuck. Altenstadt, 2012: 135–147.

Book
Quetzal Feather Headdress
€ 6.95

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